Hubo un momento en mi vida donde tuve que vivir en un pozo, no sabía como salir. Me encontraba estancada en ese pozo que parecia no tener fin. Oscuro, sin una mínima luz. Húmedo, repugnante.
Ese pozo se materializaba en un monstruo terrorífico que me asfixiaba, me gustaría recordar su nombre para insultarlo, pero no lo recuerdo.
Lo que si recuerdo bien es el momento exacto cuando me atacó por primera vez, lo recuerdo tan claramente que todavía tomo aire y miro hacia atrás para asegurarme de que no me va a atacar. Lo peor que hizo el monstruo fue robarme la capacidad de respirar, gracias a él no recordaba como se hacía.
Respirar es algo que hacemos por instinto, pero si, gracias a ese monstruo el instinto desapareció dando paso a la nada misma.
Tuve que aprender a respirar de nuevo, tuve que empezar de cero, paso por paso. Y sola. Muy sola.
Para luchar contra ese monstruo cree un pequeño ángel al cual llamé Luci. Ella se metió en mi cabeza cuando sentí que estaba muriendo y comenzó a murmurar "respira, respira". Aunque sonaba como una voz molesta y chillona ese ¡RESPIRA! fue como ver el sol después de varios días de lluvia. Así aprendí a respirar, gracias a Luci.
Ella se mantiene ahí, atenta, porque también está Lucifer.
A diferencia de Luci, fue creado por el monstruo para hacer estragos cuando él no pueda hacerlo. Mi cabeza es un pequeño campo de batalla donde Luci se defiende a capa y espada del malvado y apestoso Lucifer, pero casi siempre gana. Él es quien suele salir más seguido.
Hay tres momentos puntuales con el monstruo que puedo recordar muy bien: uno, cuando lo conocí. El día que sucedió el primer ataque y no sabía qué estaba pasando o quién era él. Dos, cuando el caza monstruos farsante dijo "lamentablemente tu miedo al monstruo te trastornó, y con tu condición, tan débil y sin ganas de luchar, es poco probable que le puedas ganar" (si, palabras de un caza monstruos, un especialista, la persona que supuestamente tenía la respuesta)
Y por último, justo como ahora, el momento cuando el monstruo envía a Lucifer a hacer travesuras.
Una vez leí que los ataques de ese monstruo no generaban daños físicos, sin embargo muchas veces me dejó temblando, toda arañada y con la cabeza casi rota por los golpes que me daba contra el suelo. Por culpa de ese monstruo perdí mis uñas largas, las cuales consideraba mis armas más letales. Sí lo eran, solo que se habían vuelto en mi contra y me hacian daño en vez de a él.
Por culpa de ese monstruo mi cuerpo comenzó a crear manchas oscuras, moretones llamados normalmente, los cuales son producto de las pequeñas batallas internas entre Luci y Lucifer.
Ese monstruo me quitó la cordura, la tranquilidad.
A veces desaparece por un tiempo, y cuando ve que estoy bajando la guardia envía a Lucifer a molestar otra vez y recordame que siempre está ahí, que puede volver cuando quiera y agitar de manera burlona un frasco donde se encuentra mi capacidad para respirar.
Es difícil vivir con este monstruo atacando constantemente. Quizás sea porque son criaturas fantásticas no visibles al ojo humano normal, pero ¿por qué los humanos normales a mí al rededor no lo notan? Sé en el fondo que no les importa, sobre todo los más cercanos no tienen tiempo para monstruos, ángeles o demonios.
Pero sería más fácil luchar contra él si me dieran una mano. Si tan solo les importara...
Día y noche estoy esperando que el monstruo vuelva. Trato de luchar, pero él es fuerte, a veces le gano aunque últimamente... creo que está evolucionando a su fase final y su poder se hace cada vez más fuerte.
No creo poder sobrevivir a su último ataque, quizás está quitando toda mi fuerza para volverse él un ser invencible, puede ser la razón por la que estoy cada día más débil. La razón por la que estoy perdiendo las batallas.
Hay una frase que habla sobre perder batallas pero ganar la guerra. Lamentablemente estuve perdiendo muchas batallas, y me debilitaron tanto que la guerra va a ser definitiva. Y el final feliz no va a ser el mío.
Me gustaría maldecir al monstruo antes de terminar de escribir esto, pero su nombre está en la punta de mi lengua y no puedo recordarlo. Quizás Lucifer está jugando conmigo otra vez, solo para fastidiarme.
Ahhhg, ¿cómo demonios se llama esa criatura horriblemente molesta?
Oh... Creo que lo recuerdo...
Si, eso es.
Se llama trastorno de pánico.
-K.A. Valdez

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