Hay un monstruo feo sobre mí, no deja de mirarme. Es oscuro, pesado, denso, duro.
Me ataca cada noche, se divierte.
Me regala otra noche eterna, llena de dolor y pena, de insomnio insoportable.
La noche es triste y gris, al igual que la vida, al igual que yo y el monstruo.
Todos los días le pregunto cuáles fueron mis pecados, por qué sufro este castigo, pero él solo se queda en silencio. Observando, esperando el momento en el que caiga en la locura.
Quiero levantar la mano y abofetearlo, quiero decirle que me deje en paz.
Pero no puedo, cada noche es así. Me sigue consumiendo y ya no lo aguanto.
Por favor.
Ya no puedo más.
-K.A. Valdez

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